Durante casi dos horas y media, Marina consiguió algo nada fácil: hablar de temas serios con una sonrisa. A través del humor, la emoción y muchas experiencias reales, nos hizo reflexionar sobre la la violencia de género, la igualdad, los roles y estereotipos que transmite la publicidad machista, y la importancia de construir relaciones sanas y respetuosas.
Su forma de conectar con el público fue impresionante, creando un ambiente participativo y reflexión colectiva. Con un estilo directo y cercano, entre risas y silencios cargados de emoción, todas las persona comprendimos que detrás de ciertos comportamientos que a veces se confunden con amor, puede esconderse el control, la dependencia o el maltrato, invitándoles a pensar sobre los que signfica el amor, y como detectar las señales de maltrato.
En definitiva, fue una experiencia enriquecedora, entretenida y necesaria. Este tipo de iniciativas son fundamentales para sensibilizar a las nuevas generaciones y fomentar una sociedad más igualitaria y libre de violencia. Nos recordó que la educación también pasa por aprender a quererse bien y a respetar a los demás.
El mensaje fue claro y potente, y entenderlo es el primer paso para construir relaciones más sanas, libres y felices.
Para finalizar, ¿Por qué el amor vale la PENA y no la ALEGRIA?, como bien dijo Marina Marroquí “el amor no vale la pena, vale la alegría, y si no, es que no es amor.”


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