Crónica breve de la segunda mitad del primer día
Después de comer, para recuperar tiempo, vuelta al albergue. Sin hacer descanso, taller de chapas con los nombres de cada uno-a.
Cae el sol. Solo son la seis de la tarde. Caen las temperaturas. Toca juego de pistas por el pueblo. Corren, suben, bajan, se cansan,...quieren quitarse los abrigos, pero no es posible, hace frío.
Todavía jadeantes, vuelta al albergue. Merienda tardía: sólo un yogurt. De seguido, ducha, cambio de ropa y recogida de la habitación. Se puntúa de cero a tres árboles. Un grupo bate récord con cero puntos. Prometen mejorar para mañana. Es por pundonor.
Limpios y aseados, camino del cole, a cenar. Tenemos que atravesar todo el pueblo. Bien abrigados, gentes con guantes. Riquísimo el segundo plato. Los profes repiten; muchos alumnos-as, también. Cada día un grupo se encarga de poner las mesas, recogerlas y limpiarlas, así como de pasar la escoba.
Vuelta al albergue. Ninguno pide llamar por teléfono, aunque preguntan sin llevamos los móviles. Llegan dos llamadas, solo es por tranquilidad. El equipo del CRIE agradece a las familias que aguanten sin llamar no habiendo necesidad. Por ahora, todas y todos bien.
Último juego antes de ir a la cama. Un monitor especializado cubre despierto todas las horas de sueño. Hace rondas y atiende cualquier demanda. Transmite confianza. También controla comportamientos. Ahora mismo, todos duermen... ¡Hasta mañana!
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